Afrodisíaco

Los afrodisíacos son el conjunto de alimentos o líquidos que, según la sabiduría popular, tienen el poder de aumentar el deseo sexual o hacer a la intimidad mucho más placentera.

Debe su nombre a la Diosa de la fecundidad y el deseo, Afrodita, o Venus, según la cultura romana; siendo, básicamente, un término derivado. Igualmente, a través de la historia se han relatado diferentes episodios en los que personas comunes o reyes poderosos consumían distintos platillos, con la esperanza de incrementar la sensualidad o el poder de atracción que de ellos “emanaba”, mejorando la respuesta sexual o la calidad de la misma. Sin embargo, diferentes estudios científicos revelan que cuando un individuo cree fervientemente en un objeto y lo que le puede proporcionar – aunque realmente no funcione – el cuerpo podría generar una respuesta semejante a la que debería establecer el producto.
Cabe destacar que hay algunos fármacos que imitan a la actividad hormonal producida cuando el ser humano experimenta el deseo sexual, como lo son los afrodisíacos de acción central, quienes estimulan el Sistema Nervioso Central, liberando dopamina y creando un efecto de desinhibición; exponentes de éstos fármacos, son los suplementos de testosterona, suministrados a partir de los 60 años, época en la que el deseo sexual disminuye notablemente, pero no dan resultados favorables para la población debajo de esta edad.
Los afrodisíacos por asociación sensual son aquellos que, extrañamente, tienen una forma similar a los genitales, por lo que se cree pueden aumentar la libido. Plátanos y pepinos, por ejemplo, son tomados como representación del miembro masculino, las ostras y las almejas son mencionadas como distintivo de la vagina, las fresas recuerdan las mucosas genitales, las peras y algunas botellas de licor mantienen un contorno igual al del cuerpo femenino. Los afrodisíacos que suponen excitación por vías similares a las sexuales son, mayormente, fragancias que son colocadas en un punto clave y causan determinada sensación. Aquellos estimulantes sexuales que son considerados como tradición popular, engloban a ciertas comidas y plantas como los mariscos, el ginseng, semen de animales, los cuernos de rinocerontes, el chocolate y demás.