Aleluya

El significado de esta popular palabra se radica en un método de alabanza, esta palabra es una de las más antiguas para proporcionar veneración al Dios Todopoderoso creador de la tierra, según la traducción aleluya significa “alabad ya” y como se dijo es la expresión conocida mundialmente para demostrar jubilo siendo muy común su observación dentro de las escrituras bíblicas, esta palabra es utilizada mayormente en el judaísmo y cristianismo siendo para estos últimos la palabras más alegre de demostrar devoción a Dios.

Esta palabra tiene un origen Hebreo, si se desglosa la palabra la primera porción “alelu” significa alabar, regocijar, celebrar, mientras que la terminación “yah” es el nombre de quien se está alabando en este caso es el nombre de Dios, recordando que este posee diferentes nombres como: jehová, yaveh, entre otros; para los hebreos el nombre de Dios es Yaweh siendo el diminutivo “yah” una forma elegante y discreta de mencionarlo.
Sin embargo, al padre celestial también se la ha descrito con el nombre jehová siendo este nombre descrito como falso, según muchas enciclopedias bíblicas se dice que el nombre legitimo es “yahweh”, pero de donde salió este falso nombre; el origen se remonta a las miles de traducciones hacia diferentes lenguas de la sagrada palabra que originalmente fue escrita en hebreo, los traductores escogieron escribir el nombre de Dios según la fonación emitida al pronunciar “yaweh” en hebreo, y así fue repitiéndose de forma equivocada el nombre de Dios.
Otra razón por la que se conoció el nombre de “jehová” fue su mala pronunciación en la época posterior al diluvio, recordando que fue en la era donde el pecado estaba en niveles exorbitantes obligando a Dios a limpiar la tierra de forma completa con el agua, en este momento se le envió un mensaje a Noè para que construyera un arca donde viajasen sus familiares y animales de todas las especies en pareja, para la creación del nuevo mundo; en fin, como murió un numeroso grupo de personas todas sus vivencias quedaron en el pasado convirtiéndose en historias, y a la hora de hablar de Dios lo hacían en forma errónea llamándolo “jehová”, lo que influyo al comparar las escrituras del antiguo y del nuevo testamento, debido a que uno lo nombraba como “yaweh” y el otro como “jehová”.