Asco

Asco es una sensación desagradable, de repugnancia y rechazo, que se siente especialmente frente a una imagen o un sabor muy desagradable, que provoca reacciones no solo emocionales sino también físicas, como náuseas.

Esta palabra deriva del término «repugnante«. En general, el disgusto se expresa a través de reacciones corporales que pueden ser algo violentas. En este sentido, es común producir vómitos, náuseas, presión arterial baja, sudoración e incluso desmayos en algunas ocasiones. Entre las sustancias y los objetos que causan mayor disgusto entre las personas, uno podría citar los siguientes: olores, materiales orgánicos pútridos, excrementos, comida y orina. Por otro lado, para la ciencia, el disgusto sería algo así como una emoción elemental.
Si bien hay cosas que causan disgusto a la generalidad de las personas, otras dependen de la sensibilidad de cada una, ya que se siente disgustado con ciertos alimentos y otros lo saborean. Influye mucho en lo que nos repugna, en los imperativos culturales y en el entorno en el que nos hemos criado.
Los científicos creen que el origen del disgusto ocurre en el cerebro, específicamente en las amígdalas cerebrales. Pertenecen al llamado sistema límbico, en el que también tienen lugar otros tipos de emociones. Mientras tanto, se ha demostrado experimentalmente que los niños pequeños no se sienten disgustados con ciertas sustancias, olores u objetos. De hecho, son capaces de llevar insectos, gusanos e incluso excrementos a la boca. Apenas alrededor de los tres años, los muchachos comienzan a manifestar su reacción de disgusto.
El sistema más básico de disgusto se originó de manera primitiva a partir de alimentos, productos corporales y ciertos animales que transmiten suciedad (alimentos en mal estado, restos orgánicos de desechos, saliva, heces, orina, sudor, ratas, gusanos, etc.).
Cabe destacar que el disgusto podría estar involucrado en muchos otros trastornos mentales, además de los que aquí se señalan, nos encontramos frente a una nueva frontera que afecta y podría revolucionar todo lo estudiado hasta ahora en Psicología Clínica y de la Salud, porque si así es, tratamientos y las terapias dirigidas a superar las fobias, tradicionalmente centradas exclusivamente en la emoción del miedo, deberían reinventarse.