Atrio

La palabra atrio se utiliza para definir, en el contexto arquitectónico, al espacio descubierto y porticado que antecede a la entrada de algunos edificios, sin embargo, el uso más conocido de este vocablo es para referirse al recinto o espacio cerrado ubicado en la entrada de los templos y palacios.

En la arquitectura romana, el atrio era el patio principal con el cual contaban la domus (casa rica romana) y los templos. Una vez que se entra al domus por un portal de proporciones reducidas, se llegaba al atrio, una pieza característica de estas, cerrado y con una abertura central, por medio de la cual entraba el agua de lluvia. El atrio representaba el sitio de reunión de las familias romanas, allí por ejemplo se exhibían las esculturas de sus antepasados, se realizaban ofrendas a los dioses protectores y también era utilizado por los dueños de la casa para saludar a los visitantes.
De la arquitectura romana, pasó a la paleocristiana hasta llegar a la medieval. En los templos, el atrio representa un patio porticado, ubicado a sus pies y que servía de entrada, era costumbre que tuvieran fuentes y portales. El acceso era libre a cualquier persona hasta el atrio, quedando la parte interna del templo apartado para los fieles. Muchas iglesias cuentan con un atrio en su entrada, aunque su forma y utilidad es muy variada. Frecuentemente era utilizado como cementerio.
Actualmente, la mayoría de los templos, conservan en sus entradas un atrio, se pueden observar con columnas y cadenas, ya que es considerado un sitio sagrado. Del mismo modo cuando se celebra un matrimonio, el atrio es usado por los novios para saludar a los familiares y amigos que asistieron a la boda.