Cálculo Renal

Formado en los riñones, los cálculos son una concreción sólida que se desplaza a las vías urinarias. Los cálculos renales pueden ser tan pequeños como un grano de arena o tan grandes como una pelota de golf. Pueden ser lisos o irregulares. Por lo general son de color amarillo o marrón.

Los hábitos tienen un papel importante en el desarrollo de esta enfermedad, que es más frecuente en personas con una alimentación caracterizada por una mayor ingesta de productos lácteos, proteínas animales y menos fibra vegetal. De manera similar, el uso de algunos medicamentos favorece el desarrollo de cálculos renales, como algunos diuréticos, aspirina, antiácidos e incluso vitaminas C y D. Los cálculos se pueden ubicar en cualquier parte del tracto urinario, que se localizan en la pelvis renal, asintomático hasta que cause un nivel de obstrucción tal que la orina estancada se infecta produciendo una infección urinaria alta que involucra el riñón conocido como pielonefritis, que se caracteriza por dolor lumbar, ardor al orinar y fiebre.
A veces, los cálculos «silenciosos» (aquellos que no causan síntomas) se detectan en las placas de rayos X que se toman durante un control de salud de rutina. Estos cálculos probablemente pasarán desapercibidos o permanecerán en los riñones durante años. En general, los cálculos renales se detectan mediante rayos X u otro tipo de imagen tomada en una persona que se queja de sangre en la orina o dolor repentino. Estas imágenes ofrecen al médico información valiosa sobre la ubicación y el tamaño de las piedras. Las pruebas de sangre y orina ayudan a detectar sustancias anormales que podrían causar la formación de cálculos.
Hay diferentes tipos de cálculos renales. La causa del problema depende del tipo de cálculo. Con el pasar de los días o meses este tipo de cristal se pueden convertir en cálculos.
Los cálculos de calcio son los más comunes. Ocurren con mayor frecuencia en hombres de entre 20 y 30 años de edad. El calcio se puede combinar con otras sustancias para formar la piedra. El oxalato por otro lado se encuentra presente en algunos alimentos. Además se encuentra en suplementos de vitamina C. Las enfermedades del intestino delgado aumentan el riesgo de formar estas piedras.