Una piedra o calculo del riñón es una pieza sólida de tamaño muy pequeño, tanto como un grano de arena. Este se forma en el riñón debido a sustancias presentes en la orina. La mayoría de los cálculos renales se eliminan del cuerpo sin ayuda médica. Pero a veces una piedra no es fácil de eliminar. Se puede estancar en el tracto urinario, bloquear el flujo de orina y causar un gran dolor.
Los cálculos pueden ser de varios tipos según su composición, los más comunes son calcio, seguido de estruvita (que consiste en fosfato de magnesio y amonio), ácido úrico y cistina. Los cálculos son una causa común de sangre en la orina y dolor en el abdomen, el flanco o la ingle. Ocurre en 1 de cada 20 personas en algún momento de su vida.
Es favorecida la formación de dichos cálculos debido a varias condiciones, especialmente aquellas que conducen a niveles altos de calcio o ácido úrico en la sangre combinados con una baja ingesta de agua, esto hace que los minerales precipitan formando cálculos. La presencia de obstrucciones del sistema urinario es otro factor importante en el tema ya que, favorecen la estasis de la orina, lo que favorece la formación de cálculos.
Los médicos diagnostican los cálculos en los riñones a través de la orina, la sangre y las pruebas de imágenes. Si una piedra no pasa por sí misma, puede ser necesario un tratamiento. Esto puede ser a través de ondas de choque (un endoscopio insertado a través del tubo que lleva la orina fuera del cuerpo, llamada uretra) o con cirugía.
Para evitar los cálculos, es importante beber agua de calidad, por lo tanto, lo mejor que se puede hacer para prevenir cálculos renales. Los médicos, basándose en varias investigaciones realizadas, señalan que para evitar y prevenir las piedras, debe ingerir abundante agua y evacuar al menos dos litros de orina. Para esto es necesario tomar entre dos y tres litros de agua por día, lo que reducirá o disminuirá el grado de saturación de las sales minerales en la orina y consecuentemente su posterior cristalización en forma de piedras.