Cleptocracia

El término cleptocracia deriva del idioma griego “clepto”, que significa ‘robo’; y “cracia”, que quiere decir ‘fuerza’ es por ello que se conoce como el dominio de los ladrones. La cleptocracia se puede definir entonces como el progreso del poder mediante el uso de estrategias deshonestas como lo es el desfalco de fondos, convirtiendo a la corrupción en institucional y también a las ramas de la misma como los son el peculado y el nepotismo, ya que todas esas acciones ilegales no son corregidas por la justicia, puesto que todas las divisiones del poder se encuentran corrompidas, desde la justicia, hasta los funcionarios de público y todo el político y económico.

Se puede decir entonces que la cleptocracia es una forma de gobierno en donde se busca la obtención del bien propio a través del enriquecimiento de los líderes del mismo mediante los recursos del Estado destinados a obras públicas que beneficien a la colectividad, todo esto por encima del bien común de la ciudadanía. En la actualidad el término es utilizado de forma peyorativa para describir a los gobiernos corruptos.
Los rasgos principales que caracterizan a la cleptocracia, es que el gobierno utiliza mecanismos como los impuestos sobre casi cualquier cosa que se haga en dicho Estado y sobre los ciudadanos, con el fin de desviar los fondos de dichos impuestos, lo que permite que los líderes logren acumular grandes cantidades de dinero, que por lo general es lavado de manera ilegal o depositado en cuentas secretas en los denominados paraísos fiscales. Generalmente las economías de los países en donde existe la cleptocracia, son bastante inestables, esto se debe a que el sistema económico creado por el gobierno se encuentra dirigido siempre en busca de cuidar los intereses de los líderes políticos.
A través de la historia ha quedado demostrado que los países que en algún momentos fueron parte de alguna colonia europea, en donde cuya economía depende de pocos recursos y por ende es vulnerable, es donde más se puede notar este fenómeno, generalmente son los países de Latinoamérica y África los más comunes de sufrir de dicho mal.
Algunos expertos en la materia utilizan este término para definir a aquellos estados en donde las grandes empresas son altamente influyentes en las decisiones de las políticas gubernamentales.