Democracia

El término democracia se desprende de dos voces griegas, una es Demos, que significa Pueblo, y la otra es Kratos, cuya traducción literal es Gobierno, es decir, por Democracia se entiende al gobierno ejercido por el pueblo.
En ese sentido, la Democracia es una forma de ordenación política, en la que cada uno de sus integrantes tiene la potestad de hacer valer sus ideas y opiniones, además de decidir – en igualdad de condiciones- sobre todos los asuntos que afecten al conjunto.
En la ciudad griega de Atenas tuvo sus orígenes este sistema de gobierno, cuya data se ubica entre los siglos VII y IV antes de Cristo.
En ese entonces, la Democracia era ejercida por aquellos ciudadanos que se consideraban libres, entre los cuales no figuraban ni las mujeres ni los esclavos.

Para la época la ciudad de Atenas constituía una “polis” y como tal el gobierno lo encabezaba una Asamblea, la cual se congregaba en la plaza principal para exponer y debatir los temas más relevantes de la política local, manifestándose de esa manera la llamada Democracia Directa.
Mientras que en el siglo XVIII, las raíces democráticas de Grecia se fueron disgregando por la burguesía de Europa Occidental, a la que ya no convencían los regímenes autocráticos, encontrando una gran resistencia entre quienes ostentaban el poder, para los que el naciente sistema era de carácter revolucionario y, por ende, negativo para el mantenimiento del orden establecido.
Fue precisamente la revolución francesa la que impulsó el albor de una nueva Democracia representativa o indirecta, en la que la ciudadanía gobierna, pero no de forma directa, sino por medio de los representantes que escoge con esa finalidad.
Es necesario mencionar que en un sistema democrático las decisiones siempre son tomadas por quienes integran la mayoría, sin que eso signifique el irrespeto a las ideas de los que componen la minoría.