Emparejamiento

Emparejamiento se define como la acción y resultado de emparejar o emparejarse, en juntar o unir una persona, cosa o elemento, en formar un par o pareja, colocar al nivel con otra cosa o también de soldar o trabar una puerta o ventana de manera que se ajuste pero no cerrar.

El enamoramiento es un proceso de emparejamiento que comienza en la seducción. El emparejamiento original el proceso de compartir la vida con otra persona que se lleva a cabo a través del noviazgo. Existen otro tipo de emparejamientos como muestran las bodas de conveniencia. En cualquier tipo de emparejamiento existe un motivo concreto que une a esas personas en un objetivo común.
Dos personas se emparejan en el noviazgo, sin embargo, en los primeros meses de la relación la base no es todavía lo suficientemente sólida como para tomar decisiones de futuro. El emparejamiento se consolida con el paso del tiempo y el conocimiento mutuo.
A diferencia de la creencia popular, los polos opuestos no se atraen, las correlaciones (en términos coloquiales en este caso, “grado de semejanza” relevantes encontradas son siempre positivas (Díaz-Morales et al., 2009). Es decir, tendemos a emparejarnos con personas con cierta semejanza a nosotros (esto no significa que siempre se dé así, pero es lo más probable y habitual)
Dentro de las semejanzas habitualmente encontradas en las parejas, hay que destacar la inteligencia. La correlación supera el 0.5, incluso es superior en parejas más estables (que llevan juntos más de 73 meses), lo que quiere decir que es el mejor predictor a la hora de augurar el futuro de una pareja (volvemos a decir que puede haber casos en los que no, es una tendencia). (Colom et al., 2002).
En 2004, los psicólogos Arthur Aron y Bárbara Fraley realizaron un experimento en el que dos individuos desconocidos tenían que llevar a cabo una actividad juntos. Una de las actividades provocaba la risa (por ejemplo, aprender pasos de baile mientras uno llevaba una venda en los ojos). Los sujetos que se rieron con sus parejas desconocidas se sintieron más cercanos y atraídos hacia ella.
En la misma línea, las parejas que compartían detalles mínimos de sus vidas personales y dedicaban unos minutos a mirarse a los ojos también experimentaban mayor cercanía y atracción. Ya dijo Shakespeare que el amor no está en el corazón sino en los ojos.