Se llama estaca a un objeto de madera, de forma alargada y puntiaguda, utilizado para construir fuertes en el ámbito militar y como principal objeto de tortura durante el empalamiento; generalmente presentan 3 metros de altura, tienen una base cuadrada y pueden ser extraídos de casi cualquier árbol cuyo tallo sea resistente. En otras acepciones de la palabra, puede hablarse de una unidad de medición, de principal uso en la minería, que es oficial en Bolivia, Chile y Perú, además de las estacas en las plantas, también conocidas como esquejas, que son partes específicas de un tallo, separados de la planta con fines reproductivos.
Las estacas han estado muy presentes en el ámbito militar, incluso desde los lejanos tiempos del Imperio Romano, cuando se le exigía a cada peón o soldado de infantería traer, al menos, tres estacas consigo. Estas, posteriormente, serían utilizadas para la construcción de los campos atrincherados. Los pertenecientes al grupo de la caballería, por su parte, debían llevar siempre una estaca, en donde podían asegurar a sus caballos. Tiempo después, las estacas habrían sido utilizadas para clavar tiendas de campaña, además de servir como la estructura, clavada en el lecho del río, para la pavimentación de los puentes militares.
Con respecto al método de tortura, la estaca es en donde el cuerpo de la víctima es depositado, mientras aún vive, en distintas posiciones. En la minería, las estacas son utilizadas para medir el espacio en determinada área, para evaluar los permisos requeridos según el terreno a trabajar; las medidas de la vara no están establecidas, por lo que cierto decreto, publicado en el año 1852, que dicta “el terreno concedido al empresario debe constar en 70 varas”, resulta ambiguo. Los esquejes, de igual forma, son pequeñas zonas abultadas del tallo, que son plantadas para que un nuevo espécimen tenga lugar.