Expiación

En el ámbito de la religión se define como expiación al proceso que permite la eliminación de la culpa o pecado mediante un tercero. Es decir que el sujeto culpable de algún pecado quedará libre de cualquier tipo de pena por medio de un objeto, animal o cualquier otra persona en el caso de la religión cristiana y algunos cultos antiguos que incluían el sacrificio de animales. El vocablo en sí se deriva del latín para ser más específicos de la palabra “expiatio”, la misma a su vez se encuentra conformada el prefijo “ex”, que al ser traducido significa “hacia fuera”; el vocablo “pius”, que quiere decir “piadoso”; y en último lugar se ubica el sufijo “-ción”, indica la acción y efecto.

La presencia de impurezas ceremoniales o morales hacía necesaria la presencia de la expiación en el Antiguo Testamento. Las razones por las cuales se realizaba dicha ceremonia eran muy variadas, entre los más frecuentes se incluyen al flujo de sangre en las mujeres,​ la contaminación que se producía al tocar o manipular un cadáver. Así como también algunos objetos a los que se les considerada como sagrados, tal es el caso del altar y también el tabernáculo, dichos objetos podrían potencialmente contaminarse y por tanto era necesario hacer expiación por ellos. Sin embargo es importante señalar, que la expiación principalmente se realizaba por la presencia del pecado que contamina tanto al hombre como también a las cosas y del cual la impureza ceremonial es simplemente una representación de una real impureza espiritual.
Cabe acotar que Jesucristo con carácter expiatorio fue prometido ya desde la eternidad, fue avisado de manera profética para el mundo en el culto ritual descrito en el Antiguo Testamento y el cual fue cumplido en la cruz del Calvario. Según algunas creencias del cristianismo, el Hijo de Dios, Jesús, era consciente de que el sufrimiento que él padecería y su posterior muerte eran parte de su llamado. En muchas ocasiones durante el transcurso de su ministerio el hijo del hombre se refirió en forma velada y figurada a la forma de su propia muerte futura, pero de a poco les fue manifestando a sus discípulos con toda claridad que él debía sufrir y luego morir.
Por su parte la teología explica que la expiación es la muestra de que Dios es benévolo y justo. Aquel que se somete a la expiación, limpia su pecado, y puede acceder al perdón de la culpa y se libera del castigo que trae consigo dicho pecado.