Fuego

El término Fuego proviene del latín Focus y se refiere al calor y la iluminación que se desprenden de un proceso basado en la combustión.
Lo primero que se debe saber en torno a este fenómeno es que su fundamento se encuentra en una reacción química de oxidación, debido a las cuales se producen llamas y se expiden al ambiente tanto dióxido de carbono como vapor de agua.
En pocas palabras, es válido afirmar que el fuego es la expresión observable del explicado proceso de combustión que le da vida, tanto a la luz como al calor, que caracterizan a este elemento.
Por otro lado, es importante mencionar que el punto de ignición está representado por la temperatura a la que debe llegar un material determinado para encenderse en fuego.
Vale destacar que al iniciarse la reacción de oxidación el calor que se genera en esta fase del proceso hace posible que se conserve el fuego por un espacio de tiempo determinado.
Asimismo, por poder calorífico se entiende la medida a través de la cual se determina la cantidad de energía que se produce por un combustible.

También se debe resaltar que, tanto la temperatura como el color de las llamas que caracterizan al fuego están sujetos a la clase de gases que emanan en el transcurrir del proceso de combustión. Por ejemplo, cuando la madera arde la flama es de color naranja, rojo y amarillo, mientras que los hidrocarburos por lo general producen un fuego azulado.
En la evolución del ser humano el fuego ha jugado un papel preponderante e, incluso, muchos antropólogos se atreven a afirmar que el hombre asimiló su posición superior en la escala evolutiva, con respecto a otras especies, gracias a su dominio sobre el fuego.