Furia

En algunas ocasiones también denominada como ira, la furia es el estado mental humano en el que se guarda resentimiento o se es propenso a experimentar irritabilidad. Por lo general, esta es relacionada con el enojo extremo, la violencia y el ímpetu, emociones bajo las cuales cualquiera puede obrar. Cuando una persona se encuentra furiosa, es normal que algunas funciones del organismo se aceleren y se liberen hormonas de la excitación, como la adrenalina y la noradrenalina. Por otra parte, se puede hallar a las furias o las Erinias, las personificaciones mitológicas, griegas de la venganza, quienes destacaron por perseguir a los culpables de ciertos crímenes.

La furia es, a menudo, descrita como la respuesta cerebral ante posibles amenazas externas, y que incita al individuo tanto a huir como a enfrentar, empleando la violencia, a lo que pudiera causar un daño. Cuando la decisión de tomar acción para detener a la fuerza que representa peligro, la ira se convertiría en el sentimientos que predomina fisiológica y cognitivamente. Por tanto, puede decirse que se trata de una especie de mecanismo de defensa. Sin embargo, la acumulación de rencor u odio hacia cierto objeto o persona, puede hacer que un episodio de ira se presente de forma momentánea, como consecuencia de acciones que no son particularmente molestas.
Es importante mencionar que existen dos tipos de ira: la pasiva (desapasionamiento, derrotismo, manipulación mental, autoculpabilidad, auto sacrificio, comportamiento obsesivo, evasividad) y la agresiva (bullying, destructivismo, grandiosismo, carácter nocivo, comportamiento maniático, egoísmo, amenazas, acusación injusta, imprevisibilidad y venganza). Al encontrarse bajo el sentimiento de furia, el ritmo cardíaco aumenta y, por tanto, la presión arterial se modifica, la visión se hace borrosa y existen segundo en los parece perderse la razón por completo.