Líquido Cefalorraquídeo

Distribuido entre los espacios o espacios del cerebro, el líquido cefalorraquídeo es un líquido que también se distribuye a través de la médula espinal y entre dos de las meninges (las delgadas capas de tejido que cubren y protegen el cerebro y la médula espinal). El líquido cefalorraquídeo está formado por un tejido en los ventrículos (espacios huecos) del cerebro llamado plexo coroideo. También se llama LCR.

Lleva a cabo una actividad de protección contra lesiones, mantiene la homeostasis de los fluidos extracelulares del sistema nervioso central y transporta las neurohormonas hipotalámicas hacia las células de la eminencia media. El aumento en el volumen de líquido cefalorraquídeo causa hidrocefalia. El estudio de su composición permite detectar ciertos procesos patológicos como tuberculosis, sífilis, hemorragias cerebrales, etc.
Una vez emitido, fluye desde los ventrículos laterales al tercer ventrículo y luego al cuarto a través del acueducto de Silvio. A partir de ahí termina proyectándose en el espacio subaracnoideo a través de un orificio conocido como el orificio de Magendie y los orificios de Luschka, aberturas en el cuarto ventrículo del cerebro que entran en contacto con los sistemas ventricular y meníngeo al comunicarse con la cisterna del espacio subaracnoideo (ubicado entre las meninges aracnoides y la piamadre). Desde ese punto circula a través de las meninges a lo largo de todo el sistema nervioso, ejerciendo varias funciones en el proceso.
Se puede obtener mediante punción lumbar, punción cisternal o punción ventricular (ventriculostomía). La obtención de este líquido es importante porque es un elemento clave para el diagnóstico de enfermedades neurológicas, como síndromes meníngeos, hemorragias subaracnoideas, tumores cerebroespinales, etc. Además, durante la perforación del paciente, es posible medir la presión de este líquido con el uso de un manómetro.