Metodismo

Con “El Gran Cisma”, se originaron una serie de iglesias, bajo el movimiento del protestantismo, que profesaban nuevas doctrinas y organizaciones a nivel eclesiástico. Una de estas iglesias, influenciada, igualmente, por el cristianismo, fue la Anglicana; esta se relaciona con la Iglesia de Inglaterra, fundada en el siglo XVI por el Rey Enrique VIII, convirtiéndose en la fe predominante en el Reino Unido, gran parte de Europa y Estados Unidos. La comunión anglicana se caracteriza por enfocarse en las Sagradas Escrituras, la Tradición y la Razón, además de que cada uno de sus templos, se considera autónomo y rechaza la existencia de una autoridad suprema que controle en su totalidad al organismo.

Este es el principal antecedente del movimiento metodista o el metodismo, calificada, según el tradicional sistema anglicano, como una Iglesia Baja. La “Low Church” (anteriormente utilizado con un sentido peyorativo), surge por la acción de los políticos y teólogos que buscan generar una reforma mucho más profunda en la Iglesia Católica, lo que es rechazado por la “Iglesia Alta” o la Anglocatólica, en la que se mantenían la mayor parte de las costumbres católicas, pero, con algunos aspectos protestantistas. Sumado a esto, las personas con menos recursos –como los obreros, granjeros y esclavos-, eran los primeros a los que se le convocó y los principales adeptos a la religión.
El metodismo se destacó en su época por el frecuente envío de misioneros a varias partes del mundo, además de la afirmación que proponía cualquiera puede recibir la salvación, siempre y cuando sea capaz de aceptar este hecho. Guarda bastante relación con las principales creencias y costumbres cristianas-católicas, además de defender el libre albedrío. Es por esto que, en algunas ocasiones, se le llega a definir como una doctrina “simple”.