Níquel

Es el vigésimo octavo elemento de la tabla periódica, cuyo signo es Ni y su masa atómica 58,71. Se ha comprobado que las hidrogenasas que se encargan de oxidar el hidrógeno, contiene grandes cantidades de níquel, al igual que en bacterias metanogénicas. Se considera un metal de transición, con una alta conductibilidad para la electricidad y el calor, presenta un tono blanquecino, en combinación con una ligera coloración dorada y plateada; es de fácil manipulación, es decir, se puede forjar y pulir de una manera más rápida que otros metales.

Se cree que puede haber níquel en el núcleo de la tierra, sin embargo, no se sabe exactamente lo que se halla en lo más profundo de la superficie terrestre, además de meteoritos (mezclado con el hielo); junto al hierro, osmio e iridio, es uno de los metales más densos del planeta, es el segundo más abundante y uno de los merecedores de un precio común en el mercado de metales. Se caracteriza por no reaccionar a la corrosión, por lo que es muy demandado en las industrias, clasificándose como una de las piezas claves para desarrollo de productos.
Los antiguos lo usaban en algunos proyectos de construcción o figurillas, junto al cobre, para crear una especie de resistencia y, a la vez, una apariencia estética. El nombre que le daban era “cobre blanco”, por ser muy parecido al cobre, siendo la única diferencia que era plateado. Los mineros, por su parte, creían que era inservible y lo atribuían a un castigo proveniente del Viejo Nick (apodo dado para el Diablo); debido a esto, se dice que “Nick” pudo haber sido el término que dio origen a la palabra níquel, aunque no está confirmado.