Obstinación

La obstinación es un estado de ánimo muy común entre los seres humanos que se caracteriza por la terquedad y en el momento de la ejecución de alguna acción o actividad, o para comprender y comprender ciertos problemas o puntos de vista que difieren con los suyos.

El término obstinado encuentra dos usos muy diferentes entre sí, uno podría decir que presenta un sentido ampliamente positivo, mientras que el otro es negativo.
Incansablemente, la palabra con la que vemos esta ocasión también se familiariza con la obstinación. Este término es puntualmente un adjetivo calificativo que sirve para aludir a esa persona que se caracteriza por la perseverancia y la tenacidad. Considerando esto, uno podría decir que obstinado tiene usos bien distinguidos, ya que uno tiene un sentido negativo, mientras que el otro, por el contrario, alude a uno positivo.
En el caso del uso de la palabra en un sentido negativo, generalmente se usa cuando uno quiere darse cuenta de que una persona es extremadamente caprichosa, que siempre quiere tener razón e imponer sus ideas incluso cuando está totalmente equivocado, es tonto y terco. «Juan ignoró nuestras advertencias de que la noche se desencadenaría una tormenta muy fuerte, se fue con el auto y finalmente estaba a mitad de camino. Laura es tan terca que exaspera».
Lo que el diccionario enciclopédico ilustrado expresa Manual Sopena, la palabra que nos une, Obstinación, se define de la siguiente manera: relevancia, tenacidad, persistencia. Por supuesto, este término está estrechamente relacionado con la obstinación, que de acuerdo con lo que el mismo volumen mencionado anteriormente, significa: permanecer en una idea o resolución, aferrarse a una cosa, persistir con obstinación, sin superar argumentos. Mientras que otros de sus significados indican: negar al pecador a las persuasiones cristianas.
Por lo general y en conclusión, el término se usa para referirse a algún individuo que tiene la particularidad y la característica de ser extremadamente caprichoso; así como también para aquellos que siempre quieren tener la razón, incluso cuando están equivocados en sus posiciones o conceptos. Por ejemplo: aunque le advertimos que se acercaba una tormenta, él salió diciendo que no llovería. La lluvia lo atrapó hasta la mitad y terminó empapado. Eso sucede por ser tan terco.