Peste Negra

La peste negra o peste bubónica, fue una pandemia que arrasó a lo largo y ancho de Europa, China, India, Medio Oriente y el Norte de África, durante el siglo XIV. Se acusa a la enterobacteria Yersinia Pestis, descubierta en el año 1894 por Alexandre Yersin, de ser la causante de tal acontecimiento. Se estima que, en promedio ésta mató a un tercio de la población de Europa; otros historiadores, sin embargo, afirman que se llevó, al menos, 50 millones de los 80 millones de habitantes que ostentaba el viejo continente. Los primeros casos, observados en Mongolia, ocasionaron la muerte de 50 a 70 millones de personas.

Se considera que la peste surgió en el desierto de Gobi; está fue transportada a China, India y Birmania, además de algunas zonas de Rusia. Los mongoles, según diversas fuentes, fueron los primeros en contraerla y en sus viajes a la India, llevaron la enfermedad; posteriormente, también la transmitirían a las poblaciones del oeste de Asia. La peste llegaría a Europa a través de las rutas comerciales, hacia el año 1346, esparciéndose en Mesina, Italia. Algunas poblaciones quedaron en completa desolación y, las personas que lograban sobrevivir, huían, para sólo extender la enfermedad; aun así, algunas zonas no fueron afectadas o lo fueron levemente. En Asia, la peste redujo la población de 125 millones a 90 millones.
En el aspecto social, la peste causó estragos en cuanto a la tolerancia con respecto a los judíos, puesto que se les acusaba de ser los causantes de la epidemia. A la larga, esto derivó en la organización de pogromos, es decir, linchamientos. Además, como la muerte negra también afectó a las zonas rurales, encargadas de la producción agrícola, la mano de obra se redujo y se dieron una serie de innovaciones, dando paso, según algunos, al Renacimiento.