Reputación

La palabra reputación viene en su etimología del latín reputatĭonis, y designa el efecto de la reputación, en latín, «reputare», en el sentido de considerar o apreciar. Si tratamos de definir la reputación, podemos decir que es la opinión, fundada o no, de que algo o alguien disfruta en un conjunto social y está construido culturalmente. Una buena reputación es sinónimo de prestigio, notoriedad y buen nombre; La mala reputación es equivalente a deshonra o descrédito.

No siempre la palabra reputación se usa con sentido positivo, también es común que en el lenguaje actual y en algunos contextos usemos el término con una connotación negativa, por ejemplo, en aquellos casos en los que las personas o ciertos lugares disfrutan, con certeza razón, característica o situación ocurrieron, entre otras alternativas, de una importancia que no merece la pena destacar.
Dependiendo del contexto, el término se puede usar con una connotación negativa. Ese es el caso de personas o lugares que tienen notoriedad evidente por alguna característica indigna. Por lo tanto, el público ya conoce la mala reputación en cuestión: «La cantante no hizo nada para refutar su reputación y fue fría y distante con los que vinieron a saludarla«.
La reputación es, como dijimos, un producto de la construcción social, y los medios de comunicación contribuyen a ella a través de la propaganda, como sucede con los políticos, los actores y otras figuras públicas. En las comunidades pequeñas, la reputación se construye a través de la diseminación de opiniones particulares, de boca en boca.