Respeto

La palabra respeto proviene del latín respectus que significa «atención» o «consideración». Se puede definir como la consideración y evaluación especial que se le da a alguien o algo, que se reconoce como un valor social o una diferencia especial. Los valores son importante para la sociedad, pero específicamente el respeto es fundamental ya que facilita la socialización entre individuos de manera armoniosa.

Una de las premisas más importantes sobre el respeto es que para ser respetado es necesario conocer o aprender a respetar, comprender a los demás, valorar sus intereses y necesidades. El respeto debe existir de manera mutua es decir, entre las dos partes en involucradas.
Todos los que vivimos en una sociedad organizada y civilizada debemos entender que esta premisa fundamental de la vida social es aprender a respetar la opinión contraria del otro, porque desafortunadamente, si este tema no se respeta, diría que es casi vital para el desarrollo y el funcionamiento de una comunidad terminarán cayendo en situaciones tan oscuras como las de aquellos que deben enfrentar a quienes viven en países donde el respeto por la democracia, la libertad de prensa y el pensamiento son sinónimos de malas palabras.
El sentir respeto hacia una persona en particular, puede entenderse como un miedo. Por ejemplo: «El mas debe respetarse, ya que, puede ser peligroso». Es decir, el respeto es el reconocimiento del propio valor y los derechos de los individuos y la sociedad.
Por el contrario, la falta de respeto genera violencia y enfrentamientos. Cuando dicha falta corresponde a la violación de una norma o de una ley, incluso se castiga a nivel formal. Este castigo puede ser una sanción económica o hasta prisión
Cabe mencionar que el respeto básicamente se sostiene sobre una base de temor, peligro o amenaza, que nada tiene que ver con el reconocimiento de un valor para alguien. Generalmente, esta situación puede ocurrir y observarse en aquellos individuos que ostentan y exigen de quienes les rodean el cumplimiento de principios rígidos, ya sea a través de la educación o, simple y llanamente, obtienen ese respeto a través de la sumisión y la violencia. Cuando estos principios rígidos son de hecho discutibles, se expone que el respeto generado es en realidad una opresión real, en la que no solo no se logra el crecimiento de las personas que forman esa sociedad o grupo humano, sino que se observan efectos nocivos tanto en el supuesto «respetado» como en aquellos que están oprimidos. Por lo tanto, el respeto real no debe confundirse con la imposición de regulaciones injustas y asimétricas que solo conducen a resultados perjudiciales.