Sensor

Se llama sensor al dispositivo que es capaz de captar cambios significativos en las magnitudes, dentro de un espacio en específico, como la luz, el sonido, el movimiento, entre otros. Generalmente, estos están diseñados para convertir las variables de instrumentación o las propiedades, en variables eléctricas. Existen una serie de dispositivos cuyo mecanismo puede asemejarse al de un censor, como el transductor, un aparato capaz de transformar cualquier tipo de energía entrante en otra distinta a la salida. El término es originado a partir de componentes léxicos latinos, como lo son “sensus” y el sufijo “-or” (agente), traduciéndose como “que puede sentir algo externo”.

Los primeros sensores fueron creados en el año 1969 por la compañía Honeywell, la que decidió incluirla en los aviones DC-9. Algún tiempo después, Toyota incluiría dispositivos similares para sus automóviles, iniciando así con la industria de los sensores. Hasta el día de hoy, la industria continúa desarrollándose, optando por reducir los costes y crear sistemas prácticos, aunque de alta tecnología.
Los sensores poseen una serie de características, tales como: la precisión o el margen de error que se espera durante el proceso; la resolución, determinada como los cambios que se presentan en la entrada y que son detectados en la salida de la energía; la sensibilidad, siendo la mínima señal de entrada, que a la salida será capaz de generar otra señal; repetitividad, considerándose como los errores que se esperan al repetir en reiteradas ocasiones la medida; rapidez de respuesta, en referencia al período de tiempo establecido para que el sistema realice las medidas; además, se encuentran las derivas, aquellas magnitudes diferentes a la principal, que pueden modificar las condiciones del ambiente y, por tanto, la magnitud de salida.