Sentimientos

Los sentimientos son el resultado de la acción de sentir, están relacionados con las emociones internas de las personas, que afectan su estado de ánimo ante un suceso específico, ya sea reciente o evocado por medio de los recuerdos. Los sentimientos están asociados a la actividad cerebral de los seres humanos, permitiéndoles a los individuos responder ante los diversos sucesos del acontecer diario.

Según estudios relacionados con la ciencia cognitiva, se ha demostrado que el funcionamiento normal del cerebro es capaz de modificarse de acuerdo al estado de ánimo del sujeto y que en muchas ocasiones pueden llegar a influir en muchas de las decisiones racionales que tome.
Los sentimientos se originan producto de la circulación de cargas emocionales a las cuales la mente se encuentra sometida por las modificaciones del medio. Es importante indicar que cada persona manifiesta los mismos sentimientos en distintas situaciones, por lo tanto se puede decir que no existirán dos situaciones iguales, ni dos personas que expresen de manera exacta, la misma fuerza del sentimiento generado por un hecho común a ellos. Demostrando con esto que cada persona es diferente, entre sus propios semejantes, en su manera de motivarse y respondiendo de manera distinta ante sentimientos ajenos.
Cuando los sentimientos son sanos, es posible lograr la felicidad; alegrarse por el nacimiento de un niño, por sacar buenas notas, por ayudar al que lo necesite, etc. Son algunos sentimientos catalogados como positivos, ya que estos se encuentran orientados a la promoción de cosas buenas. Estos sentimientos purifican el alma y pueden modificar el estado de ánimo de otra persona.
Por su parte los sentimientos negativos, promueven la realización de malas acciones, resultando dañinos para quien los sienta, originando que el individuo, además de dañarse a sí mismo, afecta el estado de ánimo de las personas que lo rodean.
Un sentimiento muy común y que entra dentro de la categoría de dañino, es el sentimiento de culpa, que puede surgir por situaciones del pasado que agobian la mente, o por pensamientos inadecuados. La culpa solo servirá, cuando impulsa a la persona a reparar el daño que causo, de nada vale que alguien sienta culpa toda su vida por algo que ya no tiene remedio y que es posible que al analizarlo con objetividad no sea tan grave como se piensa. Por ejemplo, cuando un joven reprueba un examen, por no estudiar, cuando alguien te pide ayuda y en ese momento no puedes ayudarlo, etc.