Se llama “subcultura” o “tribus urbanas” a los pequeños grupos sociales y culturales, cuyos miembros tienen ciertas características comunes entre sí. El compartir ciertos ideales, metas o aficiones, son los principales motivos que pueden desencadenar el nacimiento de una subcultura; algunos autores gustan distinguir sólo tres motivos: el esteticismo (relacionado con el estilo, la apariencia física o el comportamiento), la política (establecimiento y apoyo a ciertos movimientos) y la sexualidad (orientación sexual, comportamientos distintivos durante las relaciones sexuales). Generalmente, estos presentan ciertos códigos que los distinguen dentro de la cultura dominante.
Las subculturas son asociadas con grupos sociales de diversa índole, en donde sus integrantes comparten ciertos gustos o ideas, especialmente aquellas que relacionadas al ámbito del entretenimiento, como la música, el cine, el teatro, la literatura o la televisión. Igualmente, se sabe que estos poseen una especie de código de vestimenta y comportamiento, que funge como un símbolo para distinguirle de las personas que se encuentran completamente sumergidas en la cultura dominante; un ejemplo de esto son los punks, quienes solían utilizar ropa de tonos oscuros, zapatos de la marca Converse y peinados exóticos, además de un marcado gusto por la música del género con el mismo nombre.
Las tribus urbanas, por su parte, se forman de manera similar a la subcultura, pero están localizados en sólo una ciudad, con puntos de reunión y ciertas ideologías comunes entre ellos. Críticos argumentan que estas pequeñas comunidades sólo incitan al joven a fabricarse una personalidad, irrespetando la identidad. Algunos proponen el estudio de sectas y demás grupos de tono religioso, como una subcultura más, debido al abundante simbolismo que se halla en sus ritos y comportamiento.