En su definición es el padre o la madre del bisabuelo de una persona, es decir, es el abuelo del abuelo. En la línea directa de consanguinidad es el tercer abuelo, y de grado cuarto en la línea recta de ascendencia de parentesco en la vinculación generacional familiar; o sea, ascendente directo de la cuarta generación, este término proviene de los años 1625, el cual ha tenido una modificación porque antiguamente se le decía trasabuelo y son reconocidos como los ancestros de las generaciones pasadas.
Por lo general tenemos dos padres, cuatros abuelos y ocho bisabuelos y dieciséis tatarabuelos, siendo de cinco generaciones de antepasados, los que preceden unos 120 años y es muy raro y excepcional estar cerca en el tiempo con los ancestros de una generación del pasado. Al investigar el árbol generacional de una familia, normalmente se llega hasta los bisabuelos, porque muy rara vez se conoce o hay alguien que sea del linaje directo que esté vivo y es solo por referencia de otros que se puede llegar a conocer parte de las historia familiar.
Son como los miembros invisibles de la familia, que por simples cuentos atados existen vagas memorias del pasado, pero no por eso se pierden en el tiempo del olvido, porque gracias a ellos se está presente y conectado por su ADN que se fue pasando a través de la unión y la reproducción de la nueva generación. El inconsciente familiar conecta con las memorias antepasadas, explicando mucho de lo que somos, de lo que sabemos, de cómo se actúa, de lo que se desea, de lo que se quiere y cómo hacemos para conseguirlo.
En la parte espiritual holística como la psíquica, se habla de una pequeña reencarnación que habita en las células de las personas, la cual lleva a adoptar una personalidad, un pensamiento, un hábito de un familiar pasado en este caso de un tatarabuelo, es cuando el árbol genealógico se repite a merced de su voluntad, ellos son lejanos por el tiempo, pero presente por su espíritu irradiando luz y brillo en los días de la generación presente.