El aforismo es una idea poética, una idea literaria. Es una escritura por medio de la cual se puede pronunciar una idea fulminante, se asemeja a un telegrama.
El término aforismo fue utilizado por primera vez por Heráclito de Éfeso, refiriéndose a una serie de proposiciones sobre los síntomas y el diagnóstico de las enfermedades. Este concepto fue luego aplicado a la ciencia física y posteriormente generalizado a todo tipo de principios.
Según algunos autores, los aforismos nunca coinciden con la verdad, o son medias verdades o medias verdades. Esta capacidad del lenguaje para poder esconderse o brillar ha cautivado a muchos escritores, que encuentran en el aforismo una manera de deslumbrar con su capacidad de pensamiento.
Es común que los aforismos se confundan con dichos, proverbios, axiomas, máximas y adagios, entre otras expresiones. En muchos casos, estas palabras se usan como sinónimos.
Precisamente, muchas personas vienen a confundir lo que es el aforismo con el axioma. Sin embargo, hay que señalar que son diferentes, no son sinónimos. En particular, podemos determinar que, mientras que el aforismo es fruto o resultado de la experiencia, el axioma no. Esto se convierte en una verdad tan clara y tan obvia que no necesita ser llevada a cabo ninguna verificación de la misma.
A nivel usual, se puede decir que un aforismo surge de la experiencia. Es por eso que a menudo se utilizan en áreas donde el método científico no se aplica. Con el tiempo, los aforismos se convirtieron en una especie de género o formato literario, a menudo con una intención poética.
Un ejemplo de aforismo podría ser: «Lo que no mata fortalece». Que en conclusión trate de transmitir un mensaje de esperanza, destacando la posibilidad de salir fortalecida de una situación que produce daños.
Baltasar Gracián (1601-1658), escritor español de la Edad de Oro, como el mayor exponente de la creación de aforismos. Construyó a partir de frases cortas un estilo muy personal, contundente y concentrado, con gran capacidad de jugar con palabras y relacionarlas con ideas.»Atención a no errar una, más que acertar ciento. La censura popular no tendrá en cuenta las veces que se acierte, sino las que se falle. Los malos son más conocidos por murmuraciones que los buenos por aplausos. Todos los aciertos juntos no bastan para desmentir un solo y mínimo error«. Baltasar Gracián.
«La realidad y las formas. Los malos modos todo lo estropean, hasta la justicia y la razón. Los buenos todo lo remedian: doran el no, endulzan la verdad y hermosean la misma vejez. En las cosas tiene gran parte el cómo. Lo más estimado en la vida es un comportamiento cortés. Un bel portarse resuelve singularmente cualquier situación. Señorío en el decir y en el hacer». Baltasar Gracián.