En la geometría, un ángulo se forma con dos rectas cuando en el plano que las contiene a ambas, estas se cruzan, generando así un punto de intersección también llamado vértice y una abertura entre estas dos rectas medibles en varios sistemas de medición de ángulos.
Se le conoce con el nombre de ángulo opuesto por el vértice a aquel ángulo que comparte el vértice con un ángulo ya existente y sus lados estarán sobre las prolongaciones (después del vértice) de las rectas que conforman al primero, es decir, es un ángulo simétrico con respecto al vértice que es compartido y cuyos lados están sobre la recta opuesta al otro.
Los ángulos opuestos por el vértice son totalmente iguales en cuanto a medida sin importar el sistema de medición usado. Del mismo modo, los otros dos ángulos formados por la intersección de la recta también serán opuestos por el mismo vértice y a su vez en combinación con los anteriores serán adyacentes. La intersección de dos rectas siempre genera cuatro secciones a las cuales, a cada una, le corresponde un ángulo, estos ángulos serán opuestos respecto al vértice en parejas.
Si se conoce el valor de uno de los ángulos fácilmente se pueden deducir el valor de los otros, ya que en realidad solo se tendría un valor por determinar apoyado de una circunferencia que representa, en el sistema de grados sexagesimales, trescientos sesenta grados.
Los ángulos opuestos por un vértice nunca pueden ser ni adyacentes ni consecutivos debido a que de lo contrario estaríamos en presencia de un ángulo peridonal o completo.