Se le define antipirético a todo fármaco o remedio utilizado para reducir la fiebre. Los más conocido son: ibuprofeno, paracetamol y metamizol. Su nombre se origina en el griego «avti» que significa contra y el lexema «πυρος» que significa fuego o fiebre. Sin embargo, esto en cantidades altas de de dosis es tóxico para el hígado.
Las costumbres antiguas de colocar paños húmedos en la frente o baños de agua tibia también son tomados como métodos antipiréticos ya que son usados con el fin de bajar las altas temperaturas en el cuerpo humano. La decisión de qué antipirético utilizar debe fundamentarse en su mecanismo de acción, farmacodinamia, efectividad y efectos secundarios. Como la mayoría de las veces el objetivo es disminuir la temperatura y las molestias del enfermo y en lo posible no alterar la respuesta inflamatoria, excepto que ésta sea exagerada, se recomienda el paracetamol.
Loa antipireticos, tambien son analgesicos e incluso antiinflamatorios, como es el caso del tratamiento para las hemorroides. los antipiréticos actúan contra los síntomas de la fiebre, pero no contra la causa. Dicho de otro modo: un antipirético puede contribuir a un descenso de la temperatura sin resolver el origen de la fiebre. Por eso, si la enfermedad persiste, la temperatura volverá a subir.
Los tipos de antipiréticos más conocidos son: el ácido acetilsalicílico o aspirina, acetaminofén y dipirona. Los efectos de estos fármacos pueden comenzar a notarse a partir de la media hora de haberlos consumido y dura de 1-3 horas o incluso 6 para salir del cuerpo, tiempo suficiente para cumplir con su objetivo. Sin embargo y a pesar de no ser un fármaco invasivo, el continuo uso de éste puede causar intoxicación que puede aumentar la temperatura en vez de disminuirla aunque sea contradictorio. Esta reacción es debida al aumento del consumo de oxígeno y de la tasa metabólica por desacople de la fosforilación oxidativa.