La antítesis es la contradicción entre dos términos que resultan opuestos o complementarios. Es un término presente, mayormente, en la retórica y la filosofía. Proviene del vocablo griego “ἀντίθεσις”, cuyo significado es “contraposición”. A lo largo de la historia se ha observado cómo importantes escritores han hecho uso de ésta técnica para darle un toque confuso y original a sus escritos; un ejemplo de esto son las siguientes líneas, redactadas por Rubén Darío: “Cuando quiero llorar no lloro, y a veces, lloro sin querer”.
La retórica, campo en el que se desenvuelve la antítesis, es una disciplina que se encarga de la construcción del discurso, enfocándose, principalmente, en cómo se persuadirá al destinatario. Se relaciona con ciencias como la literatura, la política, la publicidad, el periodismo y la educación. Aquí la antítesis se da cuando dos ideas que, dentro de la lógica, son completamente opuestas, se unen en determinado contexto; esto da como resultado un texto en el que predomina la contraposición, es decir, se refuta una afirmación previamente expuesta. Igualmente, se puede hacer uso de símbolos subjetivos, que pueden parecer algo distintos, para crear una impresión de contraste.
En la filosofía, a semejanza de la retórica, la antítesis es vista como aquél medio en el que se es capaz de contra-afirmar un concepto expresado con anterioridad. Está emparentado con la dialéctica de Hegel, entendiéndose por dialéctica a aquellas concepciones extendidas (tesis), a los que se analiza partiendo de las desventajas que poseen (antítesis). Por tanto en la filosofía, la antítesis es una “conversación” cuyo fin es desacreditar cierta afirmación.