El concepto de antonomasia proviene de la palabra latina antonomasĭa, que a su vez deriva de la griega. Una antonomasia es una especie de sinécdoque que implica referir a alguien a través de una de sus cualidades, o nombrar una cualidad a través del nombre propio de quien la sostiene. Referirse a un hombre de gran belleza física como adonis también es una antonomasia. El sentido figurativo surge del personaje mitológico Adonis, hijo de Cíniras y Mirra, que se destacó por su hermosa apariencia.
La antonomasia consiste en la sustitución de un nombre propio por una expresión universalmente reconocida. Es decir, reconocer a alguien por su apodo. Ejemplos:
- La píldora anticonceptiva es la píldora contra el bebé por excelencia.
- El Rey del Pop es Michael Jackson.
- La meca del cine es Hollywood.
Designación de una cosa con el nombre de otra, similar a la metonimia, aplicando a un todo el nombre de una de sus partes, o viceversa, a un género de una especie, o por el contrario, a una cuestión de la cual se forma, etc., como en cien cabezas por cien ganado, en los mortales para los seres humanos, en el acero para la espada, etc.
Por lo tanto, la antonomasia consiste en poner el nombre como propio o el propio apelativo. La frase adverbial «por excelencia», según el DRAE, significa que un nombre dado es el calificativo más habitual con el que se sabe que es el más famoso o paradigmático de su tipo.
La idea de sinécdoque pertenece al campo de la retórica: es un tropo (el cambio de una expresión por otro que tiene un sentido figurado) que designa un elemento con el nombre de otro. De esta forma podemos decir que la antonomasia es un tropo o, más específicamente, una sinécdoque.
Mediante el uso del recurso de estilo conocido como antonomasia, se utiliza un atributo característico -aunque no privativo- de una entidad individual, para poder individualizarlo. Ese atributo luego asume la función de nombre propio y, de hecho, a veces reemplaza el nombre original. Un ejemplo muy frecuente de antonomasia ocupada durante la Edad Media y al comienzo del Renacimiento fue el uso del término «el Filósofo» para referirse a Aristóteles.