Aplauso

El aplauso se define como «expresión de aprobación aplaudiendo, para crear ruido». Es una forma no verbal de comunicación masiva, que indica la opinión promedio del grupo. En Roma se contrató gente para aplaudir en algunos actos. Y todos sabemos lo que significa la palabra francesa «claque», hoy muy utilizada en los programas de televisión.

Los aplausos hoy se convierten en abuso, aplauden incluso en ciertos entierros. Los teatros en Berlín prohíben los aplausos durante el espectáculo y antes de que caiga el telón, muy serios los alemanes.
Interesados ​​y demagógicamente ciertos medios y redes sociales han difundido la imagen del actual Capitán General de Barcelona, ​​ahora renombrado por un ministro vergonzante como Inspector General, presente en la inauguración de Artur Mas como presidente de la Generalitat. La fotografía corresponde al final del acto e incluye en primer plano al Ministro Montoro y al ex Presidente Montilla aplaudiendo sin convicción, de oficio, mirando a cada uno en un horizonte indeterminado. Detrás de ellos, una mirada digna y penetrante, aparentemente relajada, el general permanece inmóvil.
En España llegar a un acto institucional en el que la imagen de S.M el Rey, constitucionalmente de todos los españoles y también Jefe de las Fuerzas Armadas, está cubierta con una cortina negra. Se escuchan frases solventes y/o exclusivas, la palabra y el eco incierto e impredecible de sus interpretaciones, todos mencionando mi general, también se escuchan aplausos.
Siempre se ha repetido que a los miles de españoles que ayudaron a pacificar la ex Yugoslavia volvieron vacunados con nacionalismo excluyente. Muchos de ellos recuerdan algunas palabras pronunciadas por el líder político de los serbios en Bosnia y Herzegovina, Radovan Karadzic, fueron interpretadas por Ratko Mladic en una operación macabra de «limpieza étnica» que mató a más de seis mil musulmanes bosnios en Srebrenica.
Desde el año 1995 una ciudad ubicada al este de Sarajevo, supuestamente protegida por las tropas holandesas de las Naciones Unidas. Que si muere, se quema en serio común, porque redime lo que Michael Ignatieff llamó «el honor del guerrero» de sus antepasados. ¡Tus antepasados ​​de la Primera Guerra Mundial! Es decir, que honran los honores a los ochenta años, y aplauden vigorosamente que ya es memoria histórica.