La arterioesclerosis, también conocida como ateroesclerosis o endurecimiento de las arterias, es una condición médica en la que importantes cantidades de placa se van acumulando en las arterias, provocado que estas expandan su tamaño natural. A pesar de que su tamaño aumenta, la cantidad de tejidos adiposos y sustancias presentes, dificultan la circulación de la sangre rica en oxígeno, poniendo en peligro el funcionamiento del sistema cardiovascular. No suele presentar síntomas consistentes, por lo que, en general, los pacientes desconocen que padecen arterioesclerosis; las emergencias médicas son, entonces, bastante comunes entre los pacientes con esta patología.
La placa, sustancia que se acumula en las arterias, está compuesta por grasa, colesterol, y demás composiciones relacionada. Es normal que en la vejez esto tenga lugar; sin embargo, en años recientes el mercado de comida rápida ha promocionado dietas ricas en grasa y colesterol, por lo que adultos jóvenes con estilos de vida poco saludable, observan cómo sus venas se endurecen y pierden la capacidad de transportar la sangre hacia sus órganos vitales. Es por esto que, para prevenirla, a menudo se recomienda que se mantenga una dieta saludable y balanceada, además de que rutina de ejercicio simple sean puestas en práctica.
Para diagnosticarla, es necesario identificar qué órganos está afectando, para focalizar los estudios en ese sistema en específico. Generalmente, la arterosclerosis puede afectar el cerebro (obstruyendo las arterias coronarias), el corazón (obstruyendo las arterias carótida) y las extremidades y los músculos (obstruyendo las arterias periféricas). Para el tratamiento, normalmente se recomienda un cambio en estilo de vida que lleva la persona, además de recetar ciertos medicamentos que ayuden a aliviar los síntomas; si es necesario, las intervenciones quirúrgicas pueden ser realizadas.