Batalla de Waterloo

La batalla de Waterloo fue un enfrentamiento bélico, registrado en el contexto de las Guerras Napoleónicas y más específicamente el período de los “Cien Días”, que tuvo lugar el 18 de Junio de 1815. En esta, las tropas holandesas, alemanas, británicas y prusianas, dirigidas por el duque de Wellington y Gebhard von Blücher, lucharon contra las tropas francesas, comandadas por su Emperador, Napoleón Bonaparte. Las tropas enemigas de Francia, que se hacían llamar la Séptima coalición, protagonizaron una victoria decisiva, puesto que marcó el final del Primer Imperio Francés y el Exilio de Bonaparte. El escenario en donde se desenvolvió la batalla fue Waterloo, una población ubicada a 20 km de Bruselas, en la actual Bélgica.

Las Guerras Napoleónicas son la serie de conflictos armados que se desarrollaron mientras estuvo en el poder Napoleón Bonaparte, contándose, a menudo, como una consecuencia de la Revolución Francesa. La campaña de Waterloo, o los Cien días, por su parte, inició como una persecución a Bonaparte, puesto que este huyó de la isla de Elba, en donde debía cumplir su exilio; así, se formó el bloque llamada la Séptima coalición, una unión de los ejércitos de Gran Bretaña, Irlanda, Países Bajos, Alemania, Rusia, Austria y Prusia. Estos decidieron tomar Bruselas, y pronto iniciaría la batalla en Waterloo.
Cerca del mediodía se iniciaría en enfrentamiento y el ejército francés se veía muy dañado; Bonaparte, en vista de lo sucedido, decide enviar su ejército Imperial, que también fue derrotado. En la noche del 18 de Junio de 1815, después de un largo día de batalla, Wellington decide redactar su informe sobre la batalla, escribiendo: «Al margen de una batalla perdida, no hay nada más deprimente que una batalla ganada». Con el paso de los días, atraparían a Bonaparte y Luis XVIII sería nombrado rey de Francia.