Bilis

La bilis se produce en el hígado por hepatocitos o células hepáticas. Una vez elaborado, se libera en canalículos que convergen para dar lugar a dos conductos que terminan en el conducto hepático, cuya función es llevar la bilis a una estructura en forma de saco que se encuentra debajo del hígado y se llama vesícula biliar. Se estima que todos los días el hígado produce de 500 a 600 ml de bilis.

La bilis es una secreción que se origina en el hígado de color amarillo o verde que se almacena en la vesícula biliar y así es liberada durante el transcurso de la digestión de las grasas.
La función de la vesícula es almacenar bilis y concentrarla, las hormonas se estimulan y se liberan en el proceso de la digestión, especialmente por colecistoquinina, que es responsable de la contracción de la vesícula biliar, que hace que la bilis pase al duodeno o a la primera parte del intestino delgado, a través de un conducto conocido como un conducto biliar común.
La bilis se libera en el intestino en respuesta a la ingesta de grasa, ella facilita la digestión de las grasas para convertirlas en ácidos grasos, de modo que puedan ser absorbidos en el intestino. Para esto la bilis cuenta entre sus componentes con sustancias tales como sales, lecitina, bilirrubina, electrolitos y bicarbonato.
La bilis también es un mecanismo importante de excreción de diversos productos de desecho, como la eliminación de sustancias químicas y medicamentos, la eliminación del exceso de colesterol e incluso los restos de células sanguíneas, como los glóbulos rojos que se convierte en bilirrubina, esta sustancia es responsable del color característico de la bilis
El sistema biliar puede ser el asiento de un gran número de condiciones, principalmente su obstrucción debido a la presencia de cálculos. Cuando estas piedras se impactan y afectan el drenaje libre de la bilis, se acumulan y conducen a un aumento de los niveles de bilirrubina en la sangre y, por lo tanto, en los tejidos, lo que conduce a una característica coloración amarillenta conocida como ictericia.
Cuando se presentan este tipo de casos la bilirrubina cambia el color de la piel y las membranas mucosas son capaces de producir una incomodidad y picazón.