Califato

El Califato es un sistema político único de la ideología del Islam. No se puede comparar con los gobiernos musulmanes de hoy. Es una construcción política única basada en el concepto de ciudadanía independientemente de la etnia, el género o las creencias, y se opone completamente a la opresión de cualquier grupo religioso.

El Califato no es una dictadura. El Califa es el nombre dado al jefe del Estado en el Califato, la autoridad para gobernar el Califa debe otorgarse con el consentimiento del pueblo a través de un contrato especial del gobierno llamado Bay’ah . Sin este contrato, no puede ser el jefe del estado. Esto es totalmente contrario a la figura de un Rey o Dictador que impone su autoridad sobre las personas a través de la coacción o la fuerza.
Este contrato (bay’ah) estipula que el Califa debe ser justo y que debe gobernar a las personas con la Ley Islámica. Él no es soberano y no puede legislar leyes a su favor y conveniencia personal o la de su familia. Toda ley que desee aprobar debe derivarse de fuentes legales islámicas a través de una metodología precisa y detallada llamada ijtihad. Si el califa está dispuesto a legislar cualquier ley contraria a lo mencionado anteriormente o comete alguna opresión contra su pueblo, el tribunal más alto y poderoso del estado llamado el tribunal de actos injustos (mahmakat muzalim) puede despedir al califa y ordenar su salida del mando.
El Califato no es una teocracia. El califa ha sido equiparado con el Papa, que es el líder espiritual de todos los musulmanes, infalible y elegido por Dios. Este no es el caso, ya que el califa no es un cura. Su posición es una posición ejecutiva en el gobierno islámico. No es infalible y puede cometer errores, por eso hay tantos controles y contabilidad para garantizar que él y su gobierno asuman la responsabilidad. El Califa es elegido por Dios, pero también elegido por la gente y asume su autoridad a través del contrato antes mencionado (bay’ah).
El Califato no es una teocracia ya que su legislación no está restringida a códigos religiosos y morales que niegan los problemas sociales. Más bien, la shari’ah es un sistema integral que legisla cuestiones de gobierno, sociedad, economía y justicia, por nombrar solo algunas. El progreso económico y la mejora de las condiciones de vida de las personas es uno de sus principales objetivos.