Cementerio

Se denomina cementerio o camposanto, al sitio en el que se sitúan los cuerpos inertes o restos mortales de las personas, en un proceso que se conoce como inhumación o sepelio.
A razón de la cultura que impere en el área geográfica donde se encuentren, los cementerios pueden ser utilizados para depositar los cadáveres que previamente fueron introducidos en sarcófagos, ataúdes o féretros.
También hay casos en los que los cuerpos son simplemente envueltos en telas, para posteriormente ser colocados bajo tierra o en el interior de sepulturas como mausoleos o nichos.

Se debe destacar que la palabra Cementerio tiene su origen en el griego koimetérion, cuyo significado es “dormitorio”, ya que, según la fe cristiana, los cadáveres entraban en una especie de letargo o largo sueño, hasta que llegue el día de la resurrección anunciado por Jesucristo.
La denominación de camposanto que poseen estos espacios proviene de Pisa, localidad en la que su autoridad mandó a clausurar el cementerio que fue construido dentro de la ciudad en el siglo XIII, cumpliendo con una medida de carácter higiénico. El área fue cubierta con tierra santa, transportada directamente desde Jerusalén.
Predominantemente, los cementerios son de uso comunitario, lo que significa que se destinan a albergar las tumbas de los integrantes de la comunidad donde son construidos, sin que eso implique que los sepulcros sean colectivos, ya que cada persona fallecida posee un espacio propio, siendo la excepción aquellos casos en los que los familiares del muerto decidan que reposen en el mismo sitio los restos de varios de sus parientes.
La disposición de la mayoría de los cementerios se hace pensando en cuerpos humanos, sin embargo, en la antigüedad también hubo lugar para necrópolis destinadas a determinadas especies animales, siendo una de las más famosas el Serapeum, ubicado en la población egipcia de Saqqara.