Contracción

El término contracción supone la acción de contraer, acortar o estrechar algo. Por lo tanto es una palabra que puede ser aplicada a varias situaciones que pueden ser distintas entre sí, pero que guardan algo en común y es precisamente el acto de encogimiento. Una de los significados más usuales para esta palabra, se encuentra relacionada con las contracciones que sufre la futura mama cuando llega el momento de dar a luz.

Las contracciones en el embarazo comienzan cuando el abdomen empieza a endurecerse, producto de la actividad del músculo uterino. Esto puede ocurrir por los movimientos que hace el bebé. Ahora bien, las contracciones en el parto, son muy distintas ya que ellas comienzan a presentarse con mayor regularidad, y el dolor es mucho más fuerte.
Las contracciones por lo general llevan un mismo patrón: inician con un leve dolor y a medida de que el momento del alumbramiento se acerca, se tornan más frecuentes. Es importante que tanto la madre como el padre, estén pendientes de la regularidad con que se presentan, de esta manera le podrán saber si es el momento indicado para ir a un centro de salud.
Este tipo de contracciones se caracteriza porque el músculo uterino se pone rígido y luego se relaja, este proceso, busca lograr la presión necesaria en la zona alta del útero para empujar al bebé hacia el canal de parto y luego al exterior.
Las contracciones musculares, son procesos fisiológicos que llevan a cabo los músculos cuando se ponen tensos y luego se relajan de manera sistemática. Las contracciones que son dominadas por el sistema nervioso central, producen fuerza motora. El cerebro es el responsable de controlar las contracciones voluntarias, mientras que de las involuntarias se encarga la médula espinal.