Discrepancia

La palabra discrepancia reconoce su origen en el latín «discrepancia», una palabra compuesta por el prefijo de separación «dis»; el término «crepantis» que es el participio del verbo «crepare» que se traduce como «crujido», y el sufijo de calidad «ia». Según su etimología, entonces, podemos decir que la discrepancia es esa cualidad que hace que el crujido o el ruido suenen de manera diferente.

Las discrepancias son comunes en el campo de la política. La gente, desde los gobernantes a los líderes políticos de la oposición, a todos los ciudadanos, tienen puntos de vista diferentes sobre lo que es mejor para un país. Al definir la asamblea del presupuesto anual del Estado, para citar un caso, puede haber discrepancias entre el Partido Liberal, el Partido Socialista y el Partido Radical.
La causa de estas discrepancias generalmente ocurre porque cada uno de los agentes usa diferentes métodos de medición y diferentes modelos de atribución al analizar los resultados. Por ejemplo, es común encontrar diferencias entre los clics de Adwords y las visitas a la web interpretadas por Google Analytics.
Los problemas que pueden resolver las disputas son variados: además de los problemas políticos mencionados anteriormente, también logran plantear preguntas sobre temas científicos, filosóficos, artísticos, históricos, deportivos, etc., y pueden ocurrir entre dos individuos, entre un individuo y un grupo o entre grupos.
Cuando alguien tiene una confusión de ideas en su mente, también puede haber discrepancias entre las ideas de un solo individuo. Las discrepancias interpersonales o intergrupales se pueden resolver a través del diálogo, que termina en un acuerdo o respeto por diferentes opiniones; o en el peor de los casos, dar lugar a situaciones de violencia. Las guerras se originan a partir de discrepancias entre Estados, habiendo ocurrido, en la mayoría de los casos del pasado, por delimitación de fronteras o motivos religiosos.