Dislexia

La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la alfabetización, carácter persistente y específico, que se produce en niños que no tienen ninguna discapacidad física, psíquica o sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo. En vista de su naturaleza específica, los disléxicos son niños inteligentes que solo tienen dificultades en las tareas relacionadas con la lectura y la escritura.

Es importante resaltar que los niños que tienen un retraso intelectual o de maduración, los que tienen discapacidad psíquica o física, los que no están en la escuela o que se encuentran en situaciones ambientales desfavorables no se consideran disléxicos.
Debido a su naturaleza persistente, el diagnóstico de «dislexia» generalmente se descarta en niños que tienen dificultades de desarrollo cuando adquieren lectoescritura, que desaparecen por sí solos o después de una breve intervención.
Según la CIE-10, los disléxicos suelen manifestar dificultades para recitar el alfabeto, nombrar letras, hacer rimas simples y analizar o clasificar sonidos. Además, la lectura se caracteriza por omisiones, sustituciones, distorsiones, inversiones o adicciones, lentitud, vacilación, problemas de seguimiento visual y déficit de comprensión.
A pesar del establecimiento exclusivo de los criterios de exclusión e inclusión para establecer el diagnóstico de dislexia, debe quedar claro que no todos los niños disléxicos tienen las mismas dificultades y/o características. Por lo tanto, es esencial hacer un diagnóstico minucioso y detallado para establecer programas de intervención específicos.
La dislexia es el trastorno de aprendizaje más frecuente entre la población en edad escolar, cuya prevalencia se estima entre 5 y 17% , siendo más frecuente en niños que en niñas.
El principal problema que tiene la dislexia es que no es compatible en algunos sistemas educativos, ya que, todo el aprendizaje se realiza a través de un código escrito, por lo que el niño disléxico no puede asimilar ciertos contenidos de temas como el conocimiento del Medio, porque no puede alcanzar su significado a través de la lectura.
El niño disléxico debe esforzarse tanto en las tareas de alfabetización que tiende a fatigarse, perder la concentración, distraerse y rechazar este tipo de tareas. Los padres y maestros procesan este comportamiento como desinteresado y presionan para un mayor esfuerzo, sin entender que estos niños, al realizar estas tareas, sienten como si de repente, cualquier persona estuviese inmersa en una clase de escritura china.