La disnea tiene síntomas físicos muy significativo que pueden ser observados por otros. Una personas con dificultad para respirar muestran signos de mareos o tos, los pies y las manos se pueden poner azules o morados debido a la mala circulación. La disnea se caracteriza por la dificultad de respirar, es un trastorno respiratorio, y es lo que hace que un paciente comience a sentir la falta de aliento o se sienta ahogado.
La disnea puede indicar enfermedades graves, como trastornos cardíacos o pulmonares. Es importante contactar a un médico lo antes posible, especialmente cuando la dificultad para respirar no se resuelve rápidamente. La falta de aliento es un síntoma de una enfermedad que requiere atención médica para resolver el problema que causa la dificultad para respirar.
Una gran variedad de afecciones pueden causar disnea, como enfermedades pulmonares y problemas circulatorios. El enfisema, la bronquitis crónica y la EPOC pueden también ocasionar complicación para efectuar la respiración. Las condiciones como la insuficiencia cardíaca congestiva pueden conducir a la dificultad para realizar el proceso respiratorio. En algunos casos, puede indicar un inminente ataque cardíaco, y más aún si está acompañado de dolor en el pecho.
Los niños con defectos cardíacos congénitos pueden desarrollar dificultad respiratoria como resultado de bajos niveles de oxígeno. La disnea en el recién nacido siempre y en todo momento tiene que ser explorada. La pleuritis, una inflamación de los tejidos que rodean los pulmones y el revestimiento de las cajas torácicas, puede causar disnea grave.
Por otro lado, también pueden presentar disnea las personas con malformaciones esqueléticas severas de toda la columna o caja torácica, las lesiones o la parálisis de la columna o el tórax pueden causar dificultades respiratorias crónicas.
La disnea también se observa en una persona con un ataque de pánico. Las personas que experimentan su primer ataque de pánico a menudo confunden la falta de aliento como un síntoma médico mucho más grave, como un ataque al corazón.
La dificultad para respirar puede ocurrir en respuesta al estrés físico o emocional. La disnea es normal con el ejercicio vigoroso, pero los períodos de tos prolongada, el desarrollo de líquido en los pulmones y el dolor en el pecho después o durante el ejercicio son signos de que se requiere atención médica.