En el teatro y en el cine, los efectos especiales son la serie de técnicas y herramientas que se utilizan con el fin de crear un ambiente especialmente realista para el público, haciendo de ciertos aspectos, como la escenografía o el sonido, una especie de “puerta” para que la audiencia se sienta parte del espectáculo. El uso de estos nace como parte de la creciente necesidad de provocar cierto impacto en el público, no sólo con la historia, sino con el ambiente en donde esta se desarrolla; en el cine, por su parte, este ayuda con el aspecto estético del ambiente, jugando con las formas y los colores, o creando por completo un mundo de fantasía.
Existen diversos tipos de efectos especiales, entre los que se encuentran: los efectos visuales o fotográficos, en donde se manipulan las imágenes presentes en el film; los efectos mecánicos o físicos, que son puesto en práctica durante el rodaje de cierta escena, como la lluvia artificial, muñecos animatrónicos y, en el teatro, la escenografía; los efectos de audio o de sonido, en donde se generan sonidos artificiales o son modificados los naturales; los efectos especiales de maquillaje, en donde se pueden transformar a los actores en criaturas fantásticas o envejecerle, entre otros fines; por último, los efectos digitales, en los que se retocan con animaciones las escenas, para complementar el mundo que se quiere recrear.
En espectáculos en vivo o performances, es bastante común que se utilicen las máquinas de humo, lanzallamas o fuegos artificiales. Esto se hace para darle un toque dramático a la presentación en general. Las lluvias de confeti y el juego de luces es también bastante popular entre estas celebraciones.