Exageración

Es un dicho, un comentario, un acontecimiento vertido o concretado por alguien y caracterizado por exceder los límites de lo que se considera verdadero o sensible.

Comentario que se caracteriza por su exceso y que puede afectar su veracidad. Aunque no necesariamente la exageración será una mentira, más bien se asemejará a ella, porque, por ejemplo, el hecho en cuestión puede haber ocurrido en realidad, pero al mismo tiempo fueron involuntaria o deliberadamente agregó una serie de cuestiones, datos y condiciones alrededor, que no son reales y son el producto de la exageración con la que el hecho mismo se vuelve absolutamente distorsionado y no responde a la verdad de lo sucedido.
Todos sabemos cuánto cuesta comunicarse correctamente y la cantidad de problemas y malentendidos que la gente no entiende bien.
La exageración es una de las distorsiones más frecuentes de una buena comunicación. El propósito de este trabajo es plantear algunas reflexiones sobre el hecho de exagerar las situaciones y las consecuencias que provocan en otros el estilo particular de comunicar cosas exageradas.
En la literatura, la exageración también se llama hipérbole y es una figura retórica que se utiliza para aumentar, disminuir o hacer una o más características de algo sobre lo que está escrito. Ya sea alterando la verdad o exagerándola, para que quien lea u oiga el mensaje preste más atención a la acción y no a la calidad de la acción. Esta figura retórica se hace con la intención de que a través de la exageración el lector grabe una idea o imagen inolvidable.
Por ejemplo: Macaria tenía tal belleza que quemaba los ojos del que la vio. Su aguda voz ensordeció a sus oyentes, mientras sus delicados movimientos los hipnotizaban. La blancura de su piel ennoblecía la nieve, y el negro de su cabello superaba el chorro. Sus grandes ojos marrones parecían dos estrellas y su boca era más roja que el dinero.
Hay dos grupos de personas que exageran situaciones. En el primer grupo encontramos a aquellos que no perciben la realidad correctamente, ya sea porque no hacen un buen análisis de los acontecimientos que suceden o han ocurrido o porque sus fuentes de información están equivocadas.
Por lo general, son personas que «viven en su mundo», a menudo separados de la realidad cotidiana, personas con buena voluntad que, involuntariamente, deforman las cosas que explican. Por lo tanto, sus comunicaciones son a menudo incorrectas y llenas de errores, tanto concepto y contenido.
La consecuencia inmediata de este comportamiento es que se convierten en personas poco fiables. Los otros ya saben cómo son y piensan que aunque no tengan la intención de engañarnos, no saben lo que está pasando y no entienden bien las situaciones. Así que la reacción natural es que son ignorados.
Hay situaciones en las que la exageración resultará un problema grave porque no se estará respetando la verdad de un hecho y entonces puede suceder que se entorpezca una investigación, o que se dañe la reputación de una persona, con aquellos dichos que se agregaron a un evento y que no fueron reales.