Ganesha

Ganesha, en el budismo, es una deidad con una estructura corporal similar a la de un humano y una cabeza de elefante; es muy conocida y adora dentro del grupo religioso, y se considera como el patrono de las artes y las ciencias. El budismo, por ser una doctrina no teísta, hace a un lado la creencia de que el universo y la Tierra fueron creados por un solo un Dios; en cambio, ofrece una serie de deidades, cada una con ciertos propósitos, de acuerdo a sus enseñanzas, basadas en lograr la paz interior y elevar al ser. En su religión, se incluyen una serie de dioses benévolos, a los que se les llama “deva”, un término proveniente del idioma sánscrito; estos viven en el Reino de los deva y son invisibles a los seres humanos, a excepción de aquellos que han abierto su ojo divino.

Durante los tiempos del Imperio Gupta, el más poderoso y antiguo de la India, hacia el siglo IV y V a.C., se dio origen a la existencia de la Ganesha. Heredó parte de las características observadas en los dioses alabados en el rigveda; este texto, compuesto en sánscrito, presentaba una serie de himnos dedicados a los dioses y era bastante popular en la India. Hacia el siglo IX d.C., realmente se hizo popular, llegando, incluso, a formar una religión, llamada ganapatia, en donde se le adoraba como figura principal. Así, se posicionó como una de las figuras más conocidas e importantes de la religión.
Las leyendas sobre su nacimiento guardan cierta relación entre sí. Una de ellas habla de que Parvati, esposa de Shiva, principal deidad de las religiones dhármicas, concibió a Ganesha para que fuera el guardián de su hogar; cuando no dejó entrar a Shiva, este le cortó la cabeza. Cuando Shiva se dio cuenta del dolor de Parvati, prometió que le colocaría la cabeza del primer animal que atravesase la puerta de su casa, siendo éste un elefante. Otra versión sugiere que Shiva partió un día, por largo tiempo, dejando a Parvati embarazada; al regresar, éste, quien no conocía a su hijo, tuvo un altercado con Ganesha, cortándole la cabeza. Luego, le otorgó la cabeza del único animal que no permaneciera en el regazo de su madre (el elefante).