Inquisición

La Inquisición representa, sin duda alguna, uno de los pasajes más cruentos y difíciles de la historia de la humanidad.

Con la finalidad de luchar y llevar la herejía a su mínima expresión, la Iglesia Católica inventó la Inquisición, cuyo radio de acción se extendió por toda Europa y llegó al continente americano.
Pero el accionar de la “Santa Inquisición” no se limitó al exterminio de quienes se manifestaban herejes, si no que persiguió con ensañamiento extremista a toda persona que no creyera en la religión católica o que la practicara de manera inadecuada.
Para alcanzar esos fines, esta institución puso en práctica y perfeccionó una serie de estrategias, métodos y castigos crueles, con la finalidad de torturar, sin distinción alguna, a hombres, mujeres, niños, jóvenes o ancianos.
Los resultados de las investigaciones que se han realizado en torno a esta empresa católica determinaron que la fundación de la Inquisición podría ubicarse en Francia, en el transcurrir del siglo XII, pero no fue sino hasta el siglo XX cuando la humanidad logró erradicar esta práctica mercenaria de todo el planeta.
En ese sentido, aunque gracias a los Reyes Católicos de España la Inquisición se hizo excepcionalmente eficiente en ese país, lo cierto es que este organismo eclesiástico ya operaba en otras latitudes europeas desde la era medieval.
Con la llegada de los españoles a tierras americanas, esta institución y sus metodologías criminales se esparcieron rápidamente por el continente, donde todo individuo que siguiera cualquier religión o credo contrario al catolicismo era objeto de aberrantes métodos de castigo.
En el llamado Nuevo Mundo, los promotores de la Inquisición tuvieron además que atacar a diversas clases de brujerías y hechicerías, las cuales eran vistas como prácticas que ponían en riesgo la estabilidad de la religión católica.