Jacobinos

Los hombres de negocios y los grandes comerciantes pertenecientes a la gran burguesía, los girondinos, provenían de una zona del sur de Francia llamada Gironda, eran moderados, tenían el apoyo de las provincias y consideraban prudente encontrar un acuerdo con la Monarquía y nobleza, limitando el poder real, pero sin permitir el derecho a votar a las clases pobres, que no pagan impuestos. La razón era el temor de este sector burgués, que había alcanzado gran prestigio, de perder sus privilegios por los movimientos populares.

El otro sector fue el de los jacobinos, nombrados después de sus reuniones en el convento del orden de los jacobinos, extremistas, duros y muy bien organizados, respaldados por el Concilio y el pueblo de París. Estaba compuesto principalmente por profesionales y modestos propietarios que querían abolir definitivamente la monarquía y proclamar una república democrática, con derecho al voto de cualquier clase social.
Según algunos conceptos, el jacobinismo desarrolló su propio modelo de representación política. Los parlamentarios solían ser constantemente monitoreados y coaccionados por el poder popular (organizaciones basadas en jacobinos como clubes, sociedades o fuerzas armadas populares) para evitar desviaciones en un sentido anti-revolucionario. Así, el poder del parlamento se opuso al poder popular, el poder de la calle, que en la práctica llevó a la aparición de una doble potencia: una emanada del parlamento, que era el depositario de la soberanía nacional, y otra del poder físico Personaje y encarnación coercitiva por los militantes del ala extremista de los jacobinos.
Esta dicotomía condujo a una cierta contradicción entre el concepto de representación política y el activismo callejero, encarnado por los Sans culottes, a través del cual ciertos activistas que representaban a una parte de la población podían subyugar la voluntad popular a través de la coerción. Para los jacobinos, el Estado es el defensor del bien común. Por lo tanto, la obediencia a la Constitución ya las leyes es fundamental. De ahí un alto grado de patriotismo y la exaltación de la nación concebida como unidad indivisible.
En este punto, se opusieron a los Girondinos y tendieron a centralizar la organización del país para su defensa. El culto del país se confunde con el culto a la libertad, que debe ser defendido si es atacado. «La República Francesa no trata al enemigo sobre su territorio» era un famoso lema jacobinista. Fue para poner en práctica los principios enumerados en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y sintetizados en el lema Libertad-Igualdad (el concepto de Fraternidad 1848).