Juventud

En términos generales, la juventud puede ser considerada como la fase de la vida humana que, tradicionalmente, suele ubicarse entre la niñez y la adultez del individuo.
En ese sentido y siguiendo lo estipulado por las instituciones adscritas a la Organización de las Naciones Unidas, la juventud queda fijada entre los 15 y los 25 años del hombre o la mujer.

Por ese motivo, esta etapa es vista como una de las más determinantes en la vida de un ser humano, ya que en ella se desarrollan las características que definen la personalidad de alguien, así como también quedan establecidos sus intereses, sus metas más relevantes y la forma como se relacionará con el resto de las personas y el ambiente al que pertenece.
Hay que tomar en cuenta que resulta muy difícil intentar establecer las fases de la vida de un individuo, en términos estrictos de edades o medidas rigurosas. Esa premisa se hace más evidente al hablar de juventud, puesto que esas características sufren modificaciones dependiendo del caso que se evalúe y eso se debe a que en esos años la persona trata de conseguir su identidad.
Es la juventud una etapa cargada de desorientación, desesperación y carencia de esperanza, pero a la vez de mucha energía y ganas de involucrarse de forma independiente con la sociedad.
En ese orden de ideas, durante su juventud, el hombre o la mujer adquiere conciencia de su necesidad de independizarse del abrigo familiar y, por ende, reforzar su contacto con el resto de los integrantes de la sociedad en la que se desenvuelve, para así formar una vida caracterizada por su propia individualidad.