Lascivia

La lascivia en psicología es solo un comportamiento que puede ser un indicador de otros trastornos. El aumento excesivo e incontrolado del deseo sexual que solo culmina (en el mejor de los casos) con la práctica sexual se llama hipersexualidad. Las personas movidas por lascivia tienen el impulso de satisfacer su sexualidad de una manera descontrolada.

Uno de los comportamientos de las personas que lo padecen es la necesidad constante y muy frecuente de tener relaciones sexuales, ya sea con la misma pareja o con diferentes personas, poniendo en peligro su salud y la de los demás si no se previene.
El término lascivia generalmente se valora de manera peyorativa. De esta manera, cuando se dice de alguien que tiene un comportamiento lascivo, se implica que él o ella es una persona con un deseo sexual más allá de lo que está permitido socialmente.
La adicción sexual no tiene una causa clara y definida, aunque se ha asociado con varias drogas. Aunque ciertos tipos de trastornos también pueden conducir a la hipersexualidad, por ejemplo, aquellos ubicados en la estructura límite de la personalidad o en el trastorno bipolar.
Si las drogas y el alcohol también se consumen, hay mucho más riesgo de desencadenar el aumento desbordante en el deseo sexual, aunque cualquier sustancia adictiva, por sí misma, puede producir el mismo efecto.
Desde la perspectiva católica, la sexualidad puede expresarse dentro de ciertos límites: en el marco del matrimonio y para procrear. Fuera de estas coordenadas, la sexualidad humana es sospechosa y en muchos casos se considera un vicio, sin o con una desviación.
El papel principal de la Iglesia Católica a lo largo de la historia ha hecho que muchas de sus doctrinas, dogmas y creencias arraiguen en la sociedad.
Hasta la aparición del psicoanálisis como una corriente de psicología, la sexualidad había sido un tema poco debatido en el campo académico. De acuerdo con el enfoque de Freud y la mayoría de sus discípulos, el ser humano posee una energía sexual, la libido.
En las últimas décadas, las evaluaciones morales del llamado comportamiento lascivo han dejado de ser entendidas como pecaminosas en amplios sectores de la sociedad. Sin embargo, algunas tendencias sexuales todavía se entienden como lascivo, como es el caso de la pedofilia o parafilias.