Mal de Parkinson

El cerebro es uno de los órganos más importantes del cuerpo: permite que los demás realicen su trabajo y se mantiene alerta ante cualquier fallo funcional; todas las capacidades que tenemos se las debemos él y su proceso de asimilación. Ha sido estudiado desde hace miles de años, por la complejidad que supone, llevándose cabo procedimientos que ayudaron a establecer lo que se conoce de éste hoy en día. No está exento de padecer cualquier enfermedad; de hecho, estas suponen un reto para los profesionales de la salud. De entre estas podemos destacar a las enfermedades neurodegenerativas, caracterizadas por una muerte celular acelerada que afecta a gran parte del cerebro.

El Parkinson es una de las condiciones neurodegenerativas más comunes, ubicándose detrás del Alzheimer. El paciente que la experimenta, presenta una destrucción masiva de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra (elemento constituyente de los ganglios basales). Es bastante frecuente y común en todas las partes del mundo, afectando tanto a hombres como a mujeres que tienen más de 60 años. A falta de datos más exactos, se ha concluido que la tasa de mortalidad, relacionada con el Parkinson, es baja. Se ha determinado que la población proclive a experimentarla es el masculino, especialmente aquellos establecidos en zonas rurales y que mantengan un contacto constante con químicos o pozos contaminados.
Es reconocible por el temblor que presentan las extremidades del paciente en un estado de reposo, y que no puede ser controlado. Como consecuencia del diagnóstico, el individuo en cuestión puede presentar un cuadro de ansiedad, depresión, apatía, trastornos del sueño y trastornos de la función autonómica. Como tratamiento, se habla de la dopamina, puesto que la enfermedad misma es causada por una deficiencia del químico en el cerebro.