Mandeísmo

Nuestro mundo se caracteriza por ser rico culturalmente: hay una gran variedad de costumbres, religiones, sistemas sociales y políticos. Todos los pueblos poseen diversas creencias, que pueden estructurarse o no entorno a una deidad; sus orígenes son distintos y puede que sean del todo claro, pero este aspecto, para los creyentes, no representa un obstáculo para la reafirmación de su fe. El mandeísmo, asimismo, es una religión que surge en las orillas del río Jordán, hacia los siglos I y II a.C, por iniciativa de Juan el Bautista. Se trata de una religión regida por el gnosticismo y el sincretismo.

Actualmente, el mandeísmo tienes unos cuantos miles de seguidores en Irán e Irak, aunque estos han ido emigrado y, cada día, son menos los que profesan estas creencias. Los sacerdotes de esta iglesia son llamados nasoreanos, y pueden tener un alto rango (ganzibra) o, bien, ser considerados como discípulos (tarmidia); asimismo, también dominan el idioma arameo, pues, esta era lengua imperante en la época hacia la que fue creada esta doctrina. Se dice que nació con la llegada de cierto mito iraní de la redención; a lo que se le añade que, según algunos textos, fue el mismo Juan el Bautista quien predicaba las creencias. Sin embargo, su origen exacto es desconocido.
La mayoría de sus libros sagrados datan del siglo XVI, aunque el origen de algunos ha sido ubicado alrededor del año 700 d.C. Ofrece 17 mandamientos, de los cuales algunos son muy parecidos a los establecidos por la iglesia católica, aun así, resaltan unos como: No llorarás la muerte, no circuncidarse, no suicidarse ni abortar y no auto torturarse ni practicar la abstinencia.