En un sentido estrictamente religioso, el martirio es visto como el sufrimiento al que se enfrenta una persona, por defender a la doctrina religiosa que profesa o las creencias que mantiene; en el uso cotidiano, no se toma el significado con gran magnitud y es empleado para referirse a una situación en la que no se estaría cómodo o que resultaría un poco forzosa, mayormente con tonos de exageración.
La palabra viene del latín “martyrĭum”, que mantiene el mismo significado que el término utilizado hoy en día. En la religión cristiana, por su parte, los mártires son considerados como ejemplos a seguir, por la virtud que mantuvieron a lo largo de sus vidas, además de la muerte dolorosa que sufrieron como defensa a la iglesia y la Santísima Trinidad. Muchos de ellos fueron convertidos en santos y los que no, son recordados con fervor por parte de los fieles, quienes en algunas ocasiones hacen oraciones en su honor y les hacen una encomienda o ruegan por un milagro. Religiones distintas a ésta también tienen mártires, aunque no en gran cantidad, ya que éstas fueron creadas después de asentada la Iglesia Católica, como parte de diferentes interpretaciones que se le daban a la biblia con el pasar de los siglos y las traducciones que dejaban.
De los mártires más famosos en el catolicismo se encuentran: San Esteban, el primer mártir, fue un discípulo de Jesús y murió apedreado defendiendo a la fe, al igual que la mayoría sus compañeros y los apóstoles; Jacobo el Mayor (hijo de Zebedeo), quien fuera decapitado con una espada, siendo el primer apóstol en morir; Felipe, fue azotado, pasó un tiempo en la cárcel, para posteriormente ser crucificado; Mateo, murió por la espada de Nadaba, fue un apóstol se Jesús y escribió uno de los evangelios que está en la biblia oficial; Santiago, quien fuera apedreado por los judíos, además de que estos lo golpearon en la cabeza con un palo; Matías, fue apedreado y decapitado; Andrés, hermano de Pedro, fue crucificado; Pedro, fue crucificado en Roma, por órdenes del emperador Nerón, uno de los más terribles en la historia de Roma, además de ser considerado uno de los grandes perseguidor de cristianos en la época antigua. Otros mártires son: Marcos, Pablo, Judas Iscariote, Bartolomé, Tomás, Lucas, Simón, Juan y Bernabé.