Martirologio Romano

El Martirologio Romano es el catálogo de los santos y beatos (no solo mártires), honrado por la Iglesia Católica. Fue escrito en el siglo dieciséis y ha sido revisado con frecuencia. A lo largo de los siglos, el Martirologio, cuya naturaleza litúrgica se ha clarificado progresivamente, ha sido incluido entre los libros para las celebraciones litúrgicas que rinden homenaje a la Santísima Trinidad con dignidad adecuada.

Las relaciones entre los calendarios litúrgicos más antiguos y el Martirologio, añadieron las indicaciones y prácticas apropiadas de las conexiones mutuas entre ellos y las celebraciones de los misterios divinos, han ido creciendo significativamente hasta el carácter que tienen hoy en día, donde el propósito y el uso preferentemente litúrgico son obvio.
El Martirologio ha sido renovado muchas veces a lo largo de los siglos y en este momento es urgente reformarlo por mandato del Sagrado Concilio Ecuménico Vaticano II, al mismo tiempo que la promulgación de los otros libros litúrgicos reformados, para que el mismo Martirologio, anterior a la debida investigación histórica, está de nuevo en coherencia con los otros libros del Rito Romano.
El catálogo de los santos y los bendecidos en el Martirologio, luego a ambos, santos y beatos de los cuales ha sido tratado en el número 15, se refiere, por una costumbre tradicional inveterada, responde al curso del año calendario de enero a diciembre, como en el Calendario Romano, aunque de ninguna manera pretende subestimar el curso del año litúrgico.
Para estos, que por la gracia múltiple de Dios fueron llevados a la perfección y ya han alcanzado la salvación eterna, cantan a Dios en el cielo para perfeccionar la alabanza e interceder, preferentemente por los fieles cristianos, pero también por todos los hombres. Debido a esto, el misterio de Cristo y el culto de los santos se unen unos a otros, de tal manera que en la liturgia de la Iglesia hay relaciones entre el Martirologio y los otros libros litúrgicos utilizados para la celebración del misterio de Cristo, en el que también se encuentran los santos.
Por esta razón, la Iglesia, para que las festividades de los santos no prevalezcan sobre las celebraciones que conmemoran los mismos misterios de la Salvación, con el catálogo de los santos y beatos ofrece algunas normas, en virtud de las cuales sus memorias se pueden celebrar en determinado días.